Hoy me voy a permitir hacer un alto en la entrega de "Sucedió en Adrogué" aun corriendo el riesgo de perder algunos de mis escasos y, hasta ahora, fieles lectores. Creo que así evitaré algunos malentendidos.
---------------------------------------------------------------
Una vez, con motivo de la presentación de “Sucedió en Adrogué”: —un amigo me dijo: “Si... el libro me gustó, pero... ¿No te dio vergüenza...?”
Ambos sabíamos a qué se refería. En ese texto no pretendí dejar nada afuera. Oculto, disimulado, sugerido o implícito. De ninguna manera. Era una declaración de amor y se notaba. Quizá este amigo no supo en qué medida entendí que lo que decía era para mí un elogio a la obra.
En estos momentos hay un tema de otra índole que requiere de ese mismo tipo de sinceridad. Otro destape, si se quiere menos simpático para algunos.
Murió Néstor Kirchner a quien voté como tantos por ser la contra del innombrable. Eso, al principio, porque al pasar los años pude ver que esta vez no me había equivocado. Porque hizo muchas de las cosas que yo entendía que había que hacer y algunas otras que no había imaginado que se podían hacer. Espontáneo, jodón, apasionado, desgarbado, bien civil, bien querible. Y que además nos dejó a Cristina, inteligente, linda y corajuda como pocas, que es capaz de arremeter contra los que nadie osó contradecir.
Pero sucede además que vivo en Adrogué, dentro del radio de las veinte cuadras céntricas. Soy de clase media, y en este tipo de clase media se encuentra uno en la necesidad de dar razones, casi de pedir disculpas por leer “Miradas al sur” o ver en la tele “6,7,8”. No pienso decir mucho más al respecto. Me parece que, entre argentinos, no es posible por ahora discutir de política sin caer en la agresión. Por otra parte, mi formación en el tema es bastante elemental. Me basta saber que, si la Sociedad Rural (recordar fusilamientos de la Patagonia, apoyo al riojano y a cuanto régimen militar tuvimos, oposición a Alfonsín, etc. etc. etc.), si el diario La Nación, si los nostálgicos del asesino Videla y si Mariano Grondona están en una vereda, yo estoy en la otra. Y con ese simple planteo sé que voy a estar bien ubicado.
Así que ¡¡¡Gracias, Néstor!!! ¡¡¡Fuerza, Cristina!!!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario