Esta es una carta que hace ya un largo tiempo le mandé a Víctor Hugo Morales. Por supuesto, la carta sólo sirvió para intentar sacarme el entripado —“intentar” porque fue un esfuerzo inútil— por la colonización cultural que solemos aceptar tan alegremente. Hasta diría que con orgullo. Desde que mandé la carta hasta ahora, las cosas fueron de mal en peor. Ahora las series de TV del mundo angloparlante ya vienen con el título directamente en inglés: “Crossing Jordan”, “Lost”, etc.etc. En el escritorio de mi PC (que entre paréntesis es abreviatura de “Personal Computer”, no de Partido Comunista ni de Parálisis Cerebral) intenté traducir los nombres de los íconos. Así “Speedy” pasó a ser “Rápidamente”, “Internet Explorer” :“Explorador de Internet” , “Word”: “Palabra”, “Solitario Spider”. “Solitario Araña”, etc. Mi innovación duró exactamente cinco horas. Pienso que con algo de compasión por mis actitudes irremediablemente anticuadas, mi nieto volvió a poner las cosas en su lugar. Así es la vida. Bueno, aquí va la carta:
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Estimado Víctor Hugo y equipo:
Los frecuentes diálogos referentes a la correcta pronunciación de palabras en otro idioma que suelen mantener en su programa siempre me resultaron interesantes. Yo también creo que sería muy bueno que todos aprendamos a pronunciar “OBRAIEN” y no “OBRIEN”, “CLEYPOUL” en lugar de “CLAYPOLE”, “WAILD” en vez de “WILDE” y “BANFILD” y no “BANFIELD”. Eso sería una señal de respeto para los prójimos de los países donde se originaron esos nombres. También me encantaría que los habitantes del primer mundo hicieran lo mismo y que entonces el estado de “FLORIDA” no lo transformen en el de “Flórida” , y a la ciudad de “SACRAMENTO” en la de “SCRMNTO”. Sería interesante asimismo que los cultos franceses comiencen a llamar al actor “BELMONDO” y no “Belmondó, que “PLATINI” no sea “Platiní” y (por favor) que el españolísimo “FERNANDEZ” no comience a llamarse “Fernandéz”. Y sobre todo que nosotros, para parecer bien informados, no debamos pronunciar esos apellidos tan mal como ellos. De paso (una cosa es ser políglota y otra snobs) no digamos “CI DI” en lugar de “DISCO COMPACTO” o en todo caso “DE CE”, o “EI-ES-PI-EN” en lugar de “E-ESE-PE-ENE. De no proceder nosotros así, habrá que aceptar que los hermanos del hemisferio norte elijan a su placer la pronunciación de cualquier palabra y los subdesarrollados, si queremos tener chapa de cultos, debamos imitarlos sin discutir. Que nadie pueda decir nunca que no somos obedientes.
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