martes, 15 de septiembre de 2009

TILINGUERÍAS

Hay palabras que no se usan más. Algunas, porque designan cosas que ya no existen, como por ejemplo “galochas”, o “miriñaque”, o “jubón” o “tricornio” y si Ud. quiere ponerse algo irónico “pudor” y unas cuantas más. En cambio, otras palabras pasaron de moda porque aluden a algo tan generalizado que vienen sobrando. Ya nadie habla del “sinsombrerismo” por ejemplo, cosa que hace sesenta años era casi una señal de rebeldía. Creo que este último grupo es el que incluye a la palabra “Tilingo” o “Tilinguería” y los derivados que se puedan inventar. Como en mi infancia eran de uso común, busqué en los diccionarios. Quería averiguar la causa de su casi desaparición. Comencé por uno del lunfardo. El que tuve a mi alcance equipara “Tilingo” a “Cursi”. Para una enciclopedia, cursi es “la persona que presume de fina y elegante sin serlo” y también: “lo que, con apariencia de elegancia o riqueza, es ridículo y de mal gusto”. Ahora bien; sucede que, tal vez erróneamente, en mi juventud también se aplicaba la palabra “Tilingo” o “Tilinguería” a otro tipo de personas o actitudes. Vamos a poner ejemplos, porque la cosa en algo complicada. El comentarista de fútbol, que mientras espera que salgan los jugadores a la cancha y debiendo llenar el espacio, elogia socarronamente la corbata, la chomba o el peinado del colega que hace de relator. Yo no sé si la corbata, la chomba o el peinado aludidos son ridículos o de mal gusto y me parece que ese no es el tema. El tema es que el que hace tal comentario es un tilingo irremediable. Otro: las “noticias” de la portada de Yahoo: “Brad Pitt se afeitó el bigote” o “Se vio a Silvina Luna salir de una confitería de moda del brazo con conocido empresario”. Tilinguerías. Es decir que otro de sus significados sería el dar relevancia a cosas que no la tienen. No digo mariconadas para que no se me tache de machista o fascista. Lo cual es una tilinguería de mi parte. Así que quédense tranquilos los lectores de “Paparazzi” o de “Caras”. Todos somos algo tilingos. Si Ortega y Gasset levantara la cabeza tal vez no nos diría “Argentinos, a las cosas” sino “Argentinos, paren con las boludeces”.

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