viernes, 11 de septiembre de 2009

LA PASIÓN

En vida evitó el sufrimiento. Ésa fue su meta y su arte. Se fabricó corazas que impidieran le llegara el dolor ajeno. Suponía que de nada servía implicarse en las desventuras o dolores de otros. “Es tu problema” era su frase favorita. Flotó sobre el barro sin contaminarse. Vivió sin notarlo, evitando riesgos, ignorando los detalles desagradables de la realidad. Buscó el entretenimiento y no la aventura; el confort y no la felicidad. Siempre pisó terreno firme y murió, como durante su vida, con la mente en blanco.

“¿Y ahora, qué? En mi lápida hay sólo dos fechas que indican cuando nací y morí. Dos paréntesis sin sentido, que no encierran nada…”


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Fue un iluso, un ingenuo. Mil veces lo engañaron y nunca aprendió. Creía que era posible un mundo distinto y pretendía cambiarlo. Se indignaba con frecuencia (creía en la dignidad) Era apasionado y por eso no pudo sino compadecer, sufrir y llorar el llanto ajeno. Siempre se sintió obligado a algo o con alguien. Muchas veces se equivocó y hubo instantes en que exultó de felicidad por tonterías. Vivió y murió en la inseguridad y siempre aceptó el riesgo con humor.

“Yo sabía que lo que debía ser, iba a ser. Sabía que lo único real eran los sueños, que el amor era la esencia de todo. ¡Gracias!


(De “Filosofía de Boliche”)

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