jueves, 15 de mayo de 2008

ALADINO Y LA HISTORIA JAMAS CONTADA

Mi historia es bastante conocida. Lo que la gente ignora es lo que sucedió poco después que desposé a la hija del Visir. Sin que nadie pudiera saber cuándo, cómo ni por culpa de quién, desapareció la lámpara; simplemente se perdió. Esa fue la causa del primer disgusto con mi amada esposa: imaginaos que podía pasar si el genio pasaba a ser dominado por inescrupulosos. Una vez confirmado el extravío y tratando de calmar mis destrozados nervios, caminaba de incógnito por las calles de Bagdag. De improviso, en un rincón oscuro y entre un montón de basura, la vi. Vaya a saber como llegó hasta ese lugar, pero el hecho era que allí estaba mi lámpara maravillosa, limpia y reluciente, hermosa e inconfundible. Me abalancé sobre ella y ocultándome de ojos indiscretos hice lo que cualquiera en mi lugar: la froté para ver si funcionaba. Funcionar, funcionó; pero aquí viene lo insólito: el genio era otro distinto, no tan gordo ni gigantesco como el que todos conocemos, sino uno esbelto, de facciones agradables y algo familiares. Cuando le empecé a formular deseos me interrumpió de inmediato: "No, mi amo, yo no cumplo deseos; lo mío es decir el futuro, así que si te interesa, te puedo adelantar algo". En realidad, averiguar el futuro no me parecía conveniente justamente en esos momentos en que las cosas me iban bastante bien, pero mi curiosidad pudo más, así que le dije: adelante, te escucho. "Está por entrar en el reino un personaje importantísimo; será tu amigo incondicional y tu mejor aliado, el continuador de tu obra y el que la llevará a su culminación. Gracias a él la gente te recordará y te bendecirá por cien años" dijo el genio y se hizo humo —efectivamente, se transformó en una nubecita azulada que se metió por el pico dentro de la lámpara.

Como se imaginarán ustedes quedé conmocionado; la única inquietud que turbaba por entonces mi felicidad era el temor de no poder manejar con solvencia el reino. Y he aquí que este nuevo genio me presagiaba un rotundo éxito gracias a un amigo misterioso. Tanta emoción hizo que se me cayera la lámpara de las manos. Preocupado por el daño que pudo sufrir con el golpe, y de paso con la esperanza de interrogar con mas detalle al genio (digámosle genio II para evitar confusiones, ya verán por qué) la volví a frotar. Esta vez también funcionó pero... ¡Si! salió un genio totalmente distinto (genio III) feo, negro y peludo, gordo y retacón. Tratando de disimular mi espanto y de conservar mi dignidad le dije: "Buenas noches; podría hablar con el otro genio que estaba en la lámpara hace un ratito?" y el esperpento me contestó: "Mi amo, ¿no me conoces? soy el mismo de recién, sólo que éste no es mi mejor perfil". No quise discutir con él, de modo que le pedí que me diera algunos otros detalles de mi futuro amigo. "Como te dije, mi amo, está por ingresar en el reino un personaje importantísimo: va a cuestionar todas las decisiones que tomes, te juzgará, te criticará y no te permitirá defenderte. Buscará probarte poniéndote obstáculos y su juicio será siempre malévolo. Rivalizará contigo por el amor de tu esposa y es muy probable que ella lo prefiera a él antes que a ti." Esto ya fue demasiado; no lo pude soportar. Presa del pánico tiré la lámpara lejos, me alejé corriendo y vagué sin rumbo por la ciudad vaya a saber por cuanto tiempo. Me daba terror volver a palacio y enfrentarme con el personaje anunciado por el genio. Eso me pasa, me dije, por querer conocer el futuro. Ahora sé que es eso del doble mensaje!. Como era previsible, después de varios días, sucio y hambriento, volví a mi hogar sólo para encontrar a toda la corte convulsionada. "Dónde estuviste? dijo mi esposa; y sin esperar mi respuesta y llorando de emoción me abrazó diciendo: "Amor mío, alégrate conmigo, se cumplió nuestro sueño: Vamos a tener un hijo!!!

(de "Historias de Juan Ordoñez y otros cuentos")

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