lunes, 19 de noviembre de 2007

SOLO - 3

Esa noche, de nuevo en la carpa que seguía sintiendo extraña, Rafael rogaba con los ojos cerrados hundirse pronto en la inconsciencia. La hospitalidad de aquellos muchachos, pensaba, sólo había conseguido destacar su desamparo. Y todavía faltaba un día entero de flotar en la nada. Despertó con los ojos húmedos. Pero ya había olvidado el mal sueño. Recién después de unos minutos escuchó la voz. Alguien recorría las carpas: “¡Pibe…! ¿Dónde andás…?“ Se asomó para encontrarse con el que lo buscaba. Era uno del campamento de arriba, algunos años mayor que los demás y, aparentemente, uno de los dirigentes. El tiempo seguía espléndido y el sol ya estaba alto.
—Hola, Tono… (Rafael se acordaba muy bien de su nombre)
—Mirá vos, justo en la carpa que me faltaba revisar. Antes que nada, pibe ¿Me querés decir cómo te llamás? No te voy a seguir llamando “pibe…” Tono sonreía con toda la cara.
—Me llamo Rafael, pero me dicen “Pibe…” Él mismo se sorprendió de la broma. Empezó a intuir que el sueño olvidado había dado fin a una etapa.
—Bueno, pibe. Escuchame, te quería pedir un favor… Resulta que hoy tenemos descanso y aquellos vagos se están haciendo los giles. Tono entró en la carpa y se recostó en otro catre. Tengo que hacer el asado y no consigo que alguien me ayude. Me largaron solo y tengo que juntar leña, prender el fuego, conseguir una parrilla en lo de Goye, cortar la carne, la lechuga… qué se yo. Y ahora que lo pienso, también tengo que encontrar la cuchilla que vaya a saber dónde quedó. Digo yo: si no tenés algo que hacer, ¿no querés ayudarme? Me harías una flor de gauchada…
Aquel día, Rafael volvió a sentir calor en el corazón. Mientras desayunaba pan con rodajas de morcilla, hachó leña, cortó y saló la carne, mantuvo el fuego y conversó con Tono. Le contó de su familia, de su corta historia, de sus amigos. Por pudor no se atrevió a intentar explicarle lo que ese momento significaba para él. Él mismo no lo sabía. Debieron pasar muchos años para que pudiera comprender cual es la verdadera esencia, cual es el secreto escondido del campamento.

(de “En carpa”)

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