Existe preocupación general acerca del tema inseguridad. Sólo que hay algo que olvidamos. La principal causa de muerte entre los jóvenes es la inseguridad vial y al respecto creo que hay que cambiar muchas cosas. Por lo pronto, ya desde las escuelas, habría que ir corrigiendo varios malentendidos. Estos se han difundido fundamentalmente entre los conductores novatos que ingenuamente pretenden ignorar la complejidad de la vida y son para ello alentados con malicia por supuestos conocedores de las leyes viales. Es que es muy simple ver las cosas en blanco y negro desdeñando la riqueza estética de los innumerables tonos del gris.
Para tomar sólo un ejemplo, analicemos una de las consignas que se inculcan y que es tan infantil como suena. Dice algo así: “El que viene por la derecha, a pasar tiene derecho”. Que estupidez. Según esta norma, si llego a una intersección de calles con mi vehículo y viene otro que quiere cruzar la esquina viniendo desde mi derecha, yo debo aminorar la marcha y cederle el paso gentilmente. Y así es como ocurren los accidentes. Porque la vida no es tan simple y la única verdad es la realidad. No digo que es indistinto el lado del paisaje del que venga el que quiere cruzar. Puesto a elegir, les diría que me parece más adecuado dejar pasar al que viene por la derecha. Cualquier regla de protocolo prioriza al lado derecho. Lo que cuestiono es que uno deba atenerse a ese único criterio. Me propongo con esta nota explicitar todos los detalles que deben ser tenidos en cuenta.
1) Tiene prioridad el que viene por la derecha. De acuerdo.
2) El decidido tiene prioridad sobre el indeciso.
3) El conductor masculino tiene prioridad sobre el femenino.
4) El conductor joven tiene prioridad sobre el anciano.
5) El coche viejo, duro, abollado y probablemente sin frenos, tiene prioridad sobre el flamante 0 Km.
6) El que toca la bocina en forma estridente tiene prioridad sobre el tímido y silencioso.
7) El alcoholizado tiene prioridad sobre el sobrio.
Y hay otros detalles. No quiero llamarlos “normas” porque la vida en sociedad no sólo tiene normas. También están los sentimientos, las intuiciones, las súbitas inspiraciones. Manejar un vehículo es un arte y como tal no está al alcance de cualquiera ni basta aprenderse de memoria un manual para estar capacitado.
Porque puede suceder que quiera cruzar por la izquierda una anciana que maneja un auto viejo y sin frenos, y que no toca la bocina porque tampoco le funciona. O sea que hay prioridades cruzadas. ¿Qué hacer entonces? Aquí está el arte. Es imprescindible una instantánea operación que llamaré de “relojeo y evaluación” que me indicará en fracción de segundos si debo frenar o acelerar. Y lo mismo deberá hacer la anciana, aunque como quedó dicho no puede hacer ninguna de las dos cosas.
Pero, es inevitable que si el que pretende cruzar es uno de esos domingueros que creyó a pies juntillas las infantiles consignas que le enseñaron en la escuela de conductores y actúa en consecuencia, ocurran los terribles accidentes que vemos a diario.
(De "Filosofía de Boliche")
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