jueves, 20 de septiembre de 2007

ORDEN Y MISTERIO

Parece ser que Paul Claudel habría dicho: “El orden es el placer de la razón, pero el desorden es la delicia de la imaginación”. Lejos de mí el querer refutar al tal Claudel, pero me animaría a apostar que, o bien tenía una eficiente secretaria que ordenaba su desorden, o simplemente usaba un orden distinto, que al común de la gente le parecía desordenado. Acepto que hay una mentalidad simplista que niega todo lo que no sea capaz de ordenar, de incluir en una estructura (material o intelectual) construida previamente. Esa mentalidad evidentemente infantil, que permite separar netamente los buenos de los malos, los arios de los judíos, oriente de occidente, etc. etc. tuvo, a pesar de no resistir el menor análisis desprejuiciado, suficiente éxito como para costar la vida de millones de personas. No acepto ninguna simplificación ni es mi intención negar la intrínseca complejidad de las cosas. En otras palabras admito y me regocijo en el misterio, sólo que pienso que detrás de todo misterio hay un orden al cual todavía no he podido acceder. Reconocer el misterio y querer descubrir el orden oculto en él es la base de la duda, la investigación y el progreso, tanto científico como humano. Pero que no me venga a contar Claudel que aceptaba alegremente perder horas en encontrar el teléfono del plomero porque estaba mezclado entre pilas de papeles, detrás de los sifones o debajo de la alfombra. En otras palabras: una cosa es aceptar el misterio y otra el hacer un misterio del cajón de mi mesa de luz.

(de “Filosofía de Boliche”)

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