jueves, 27 de diciembre de 2012

SERMONES Y DECLARACIONES

Fui a misa. En el sermón, el cura nos señalaba —bien, con cariño y hasta algo de humor— las diferencias entre nuestro habitual modo de sentir y obrar con lo que Cristo nos había enseñado y esperaba de nosotros. Sin entrar en detalles, debo decir que sus palabras no pretendían tranquilizarnos sino más bien reprendernos amablemente y exhortarnos a cambiar. Por otra parte, por lo que conozco, ese cura trata, sin alardes, de vivir lo que predica. Él era consciente de que se dirigía a católicos, no a ateos, agnósticos o pertenecientes a otras confesiones. Me quedé pensando. Sería conmovedor, nos llenaría de orgullo, si nuestra Conferencia Episcopal tuviera la misma actitud. Si los obispos argentinos al emitir sus declaraciones, pusieran todo el acento en exhortarnos a nosotros, los católicos, a vivir, no sólo como individuos y vecinos sino también como ciudadanos, de una manera que podamos ser identificados fácilmente como cristianos. Que los que no lo son puedan decir: “¡Miren cómo se aman! ¡Cómo dan al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios! Miren cómo pagan puntualmente sus impuestos, no los eluden, no pretenden engañar al fisco y a su país escondiendo su dinero, no compartiéndolo con sus hermanos, los más pobres, cómo lo invierten, los que lo tienen, en empresas que den trabajo a sus compatriotas. Cómo los que tienen empleados u obreros a su cargo los tienen en forma legal “en blanco”, hacen los aportes jubilatorios como corresponde, pagan las ART y las obras sociales puntualmente de modo de crear condiciones de fraternidad entre todos, cómo respetan a sus representantes gremiales. Porque los obispos saben que ellos no sólo deben predicar sino ejercer lo que se llamó “la opción preferencial por los pobres”. ¡Cómo me gustaría, me aleccionaría, verlos condenando categórica y explícitamente la tortura, verlos pedir humildemente perdón por los abusos a menores y sobre todo por esconder a los culpables, pedir perdón a los familiares de los desaparecidos por no haber colaborado con toda la información de que puedan disponer para recuperar a nietos apropiados y mostrando claramente un cambio de actitud a ese respecto! Porque no me gusta verlos ejerciendo un pretendido tutelaje sobre la sociedad civil. No me gusta, creo que es un antitestimonio pretender dictar lecciones al gobierno sobre cómo gobernar, criticar a la supuesta falta de federalismo, a la supuesta intromisión del Ejecutivo sobre los otros poderes del Estado, etc. etc. temas todos discutibles. Deben entender los obispos que la política es terreno de los laicos, no de los obispos y menos pretendiendo hablar en nombre de toda la Iglesia. Prediquen los obispos dirigiéndose a los católicos, despojándose de toda pretensión de poder o de imaginarse como un grupo de presión sobre el poder civil. Corríjannos, repréndannos, enséñennos, y dejen que, afirmados en un cada vez más fiel cristianismo, elijamos los gobiernos que entendamos mejores. Eso es función de los laicos. No consigo imaginarme al cura de la misa de hoy dedicando su sermón a criticar al intendente municipal porque no se recolectó a tiempo la basura o porque hay baches en alguna calle. Porque eso es política.

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