miércoles, 11 de julio de 2012
ESPERANZA
Hoy, en medio de la noche del mundo, y en la nueva esperanza de la buena nueva, afirmo con audacia mi fe en el porvenir de la humanidad.
Me niego a creer que las circunstancias actuales incapaciten al hombre para hacer una tierra mejor.
Me niego a compartir la opinión de los que pretenden que el hombre está tan cautivo de la noche sin estrellas, del racismo, de la opresión y de la guerra, que la aurora radiante de la paz y de la fraternidad no podrá llegar nunca a ser una realidad.
Me atrevo a creer que un día todos los habitantes de la tierra podrán hacer tres comidas para mantener la vida del cuerpo, y podrán recibir la educación y la cultura necesarias para la salud de su espíritu, y la igualdad y la libertad para la vida del corazón.
Creo igualmente que un día toda la humanidad reconocerá en Dios a la fuente de su amor.
Creo que este amor salvador y pacífico será un día la ley, el lobo y el cordero podrán descansar juntos, todos los hombres podrán sentarse bajo su higuera en su viña, y nadie tendrá motivo para tener miedo.
Martin Luther King
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