miércoles, 1 de febrero de 2012

LIBERTAD - RESPOSABILIDAD

Conocido y muy usado es un recurso retórico de mala fe. Consiste en caricaturizar, deformar, o mostrar sólo parcialmente una opinión para así poder refutarla con facilidad. Esa mala arte sólo consigue que no nos escuchemos mutuamente creando una serie de malentendidos que resulta casi imposible desentrañar.

Y aquí va el tema que quisiera exponer. Siempre me ufané de haber sido educado por mis padres en la libertad y la responsabilidad. Dejando de lado lo que seguramente tiene esto de autocomplacencia (porque no digo que mi conducta fue siempre responsable) y de idealización del pasado, lo cierto es que ese método de educación siempre me pareció el que mejor ayuda a crecer y madurar. Algo así como: “ Mire, m`hijo, usted puede hacer esto o lo otro. Le advierto que las consecuencias de su elección pueden ser éstas. Usted es libre de elegir, pero después tendrá que hacerse responsable de lo que pase”. Por supuesto, esto expresado al hijo de edad adecuada y en un tono cariñoso, paternal y sin desentenderse de su futuro. O sea: una especie de consejo, pero muy respetuoso de la libertad.

Pero claro, las épocas pasan y las costumbres cambian. Afortunadamente no siempre para mal pero — lamento reconocerlo porque es una forma de denunciar mi edad.— a veces sí, para mal y ocasionalmente para muy mal. Resulta que antes se crecía en edad, en libertad y en responsabilidad de una forma se podría decir pareja, armónica. Por lo menos, eso era lo que los educadores, los padres, la sociedad en general esperaba. Actualmente ¿ya adivinaron? El rubro “responsabilidad” quedó algo atrófico, subdesarrollado. Los niños, los adolescentes, los jóvenes en general suelen ser considerados prácticamente inimputables. Mucha más libertad, mucho menos responsabilidad. Pero no quiero caer en planteos simplistas; es uno de mis defectos. Es muy cierto que tanto la libertad como la responsabilidad de todo ser humano están siempre acotadas por razones sociales, económicas, culturales, etc. Hay profesionales a raudales que explican los motivos que pueden inducir una conducta. De allí a justificar cualquier conducta hay un paso bastante corto. Busquen ustedes ejemplos, yo me abstengo. Y así (soy un pícaro) les impido usar conmigo el recurso retórico aludido al principio.

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