martes, 13 de septiembre de 2011

JESÚS Y JESÚS

Los cristianos nos encontramos frente a una doble, misteriosa y contradictoria realidad. Creemos que Jesús de Nazareth es el “Hijo de Dios hecho hombre”. Es la segunda persona de la Santísima Trinidad, engendrado desde siempre por Dios Padre, misterios que aceptamos sin comprender. El evangelista Juan nos dice “Nadie ha visto jamás a Dios, el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado”. Este Jesús nos habló y nos habla, nos ama y está en nosotros y entre nosotros. “Donde dos o más estén reunidos en mi nombre, yo estaré en medio de ellos”. A este Jesús lo admiramos, lo escuchamos, intentamos seguir sus enseñanzas, le rezamos. Es el modelo, el compañero, el amigo.
Pero también Jesús está en el prójimo, a quien nos pide lo veamos como “hermano”. “Nadie puede amar a Dios a quien no ve, si no puede amar al prójimo a quien sí ve” Este también es Jesús. “porque lo que hicieron al menor de mis hijos, a mí me lo hicieron”. Éste prójimo, que está al lado nuestro, muchas veces nos molesta, nos agrede, nos desprecia, nos ignora. Suele ser, o parecernos, mal educado, ignorante, desubicado, ventajero, desagradecido. Algunas veces nos inspira compasión, muchas rechazo. A este prójimo es al que debemos “amarlo como a nosotros mismos, por amor a Dios” aunque sea nuestro enemigo y no sólo cuando tiene hambre, sed, está desnudo o preso, sino también cuando —aparentemente— no sufre necesidades. A nosotros nos resulta imposible amar a ese hermano odioso, ese otro Jesús. Pero para Dios nada es imposible y Él mismo es el amor. Él nos hará conocer su amor por nosotros y también nos hará tolerar, escuchar, comprender y respetar a ese hermano.

No hay comentarios: