El comentarista de la sección literaria era elogioso. El joven autor sorprendía…un humor que desmitificaba… dando vuelta a monstruos solemnes… con su erotismo desenfadado, sordidez existencial, falta de utopías… asombra por la decisión con que da la espalda a la esperanza…
Me quedé pensando. Con elogios como éstos, no hacen falta las críticas. Al comentarista le faltaría agregar, para redondear el panegírico del joven autor, la crónica de su suicidio bajo las ruedas de un tren de carga, su muerte por una sobredosis o algún otro tipo de final que complete su trabajo desmitificador de monstruos solemnes.
¿Estaremos realmente tan enfermos?
martes, 31 de marzo de 2009
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