martes, 21 de octubre de 2008

ABADDON

Hay que taparla bien, Sampayo. Allí se asoma el borde. Si trabajamos distraídos, nos van a descubrir. La tapa tiene baldosas más oscuras, como más gastadas ¿ve la diferencia...? Se debe ser muy cuidadoso, ellos se pueden dar cuenta. Aunque a mí no me van a pasar, yo los conozco de sobra, sí que los conozco. Usted me quiere hacer creer que no, Sampayo, me dice que esa gente no es tan mala, que lo que pasa es que son ignorantes, o algo descreídos. Pero yo estuve y usted no. Yo estuve allí, Sampayo. "Donde están La Bestia y el Falso Profeta". Oiga, ayúdeme con aquella esquina que se levantó con el viento. (Si no fuera que estamos juntos desde hace tanto tiempo pensaría que es un traidor) Gracias, Sampayo. Ahora espere allí en el árbol, si lo necesito lo llamo. Yo me quedo sentado en este escaloncito y los veo pasar. Hay rodillas lindas, hay otras huesudas o gordas, muchas con pantalones. Cuando me ven se apartan como si las fuera a morder. Nadie pisó la trampa. Donde "las sombras tiemblan bajo la tierra" ¿Se imagina, Sampayo...? ¡Sampayoo !!! ¿Donde se metió?! No se vaya tan lejos, hombre ¿no será que se está acobardando? Quédese en una de las ramas bajas... Ya está pasando más gente, recién paró un tren. Fíjese, vienen absortos y apurados planeando sus maldades... hágase el distraído como yo, me parece que esta pareja que se acerca... Sííí! Cayeron los dos! Malditos!!! "arrojados vivos al lago de fuego que arde con azufre" ¿Que dice? ¿Que usted los sigue viendo caminar por la vereda? Aprenda a ver, Sampayo... Fíjese en esos ojos huecos, vea sus caras de cera... ¡Están vacíos! Vea como caminan, no ve que se deslizan, que no tienen peso, que apenas si tocan el piso? Eso que usted ve es sólo una cáscara inútil, un caparazón de formas, colores y apariencias... Ellos no están aquí, están allá abajo, ya comenzaron a pagar sus crueldades. Están allí donde "su gusano no morirá, su fuego no se apagará, donde serán el asco de todo el mundo" Allí van a saber lo que es el sufrimiento, allí los van a maniatar, allí La Bestia los sujetará, los atará y les dará su polvos embriagantes para atontarlos y desnudarlos, para humillarlos. Allí se encontrarán con el Falso Profeta, sus engañosas palmaditas en la espalda y sus recetas de veneno. En verdad le digo, Sampayo: "no saldrán de allí hasta que no hayan pagado el último centavo". Atención: se acerca un viejo curtido en la maldad. Eeehh... Sí, a vos te hablo, maldito hijo de puta...! ¿"Has circulado por el fondo del abismo? ¿Se te han mostrado las puertas de la muerte? ¿Has visto la entrada al país de las sombras...?" Ahhh! También pisaste la trampa... Ya caíste al Seol, al seno estéril. Allí donde harán "pasar por el fuego a tus hijos e hijas en honor de Moloc...!"

Recoge el loco el trapo sucio que había extendido sobre la vereda. Masticando insultos se levanta del piso y pasa su mano callosa sobre las cicatrices de la frente. Con los ojos encendidos mira con odio al comerciante que lo echa. Se aleja por fin rengueando y envuelto en un aire de silencio que lo separa del pecado del mundo. Antes de perderse en un recodo se le oye gritar: "Desdichado y agónico estoy desde mi infancia. He soportado tus terrores y ya no puedo más..." Mientras tanto Sampayo, su único amigo, lo sigue volando por sobre la copa de los árboles.

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