miércoles, 8 de mayo de 2013
RIESGOS
Una de las funciones que debe cumplir el médico genetista es la de transmitir a los padres de un recién nacido con algún tipo de anomalía congénita, el riesgo de que esa anomalía se repita en ulteriores embarazos. Esa “cifra de riesgo” se puede cuantificar difiriendo según cual sea la patología. Pero hay que entender de qué se habla cuando se menciona el concepto “riesgo”. Así se puede decir que el “riesgo” de que una moneda tirada al aire caiga del lado cara es 50% y de que caiga seca es también del 50%. Tal vez convendría sustituir la palabra “riesgo” que tiene una connotación negativa, por “posibilidad”. Pero el hecho es que se ha impuesto la palabra por lo que la seguiré usando. El hecho es que no existe el riesgo cero. Y cuando una pareja requiere información de este tipo no se le puede mentir. El genetista no cura nada, de modo que si no informa con la mayor exactitud posible, carece de función. Felizmente, la mayoría de las malformaciones congénitas son de bajo riesgo de recurrencia y hay que transmitir eso a los padres, que obviamente, están sensibilizados y tal vez excesivamente temerosos como para pensar en encarar en el futuro un nuevo embarazo. Como esa situación se repite en el ejercicio de la especialidad con cierta frecuencia, fui elaborando con los años un razonamiento que trataba de transmitir a los padres. Quizá suene como algo demasiado “racional” pero convenientemente expresado, es posible humanizarlo como se debe, teniendo muy en cuenta el factor emocional.
Mi asesoramiento en los casos de “bajo riesgo de recurrencia” hacía hincapié en el tema “riesgo”. Planteaba a los padres una serie de preguntas que yo mismo me iba respondiendo, Tratando de quitar peso emocional a la existencia de los riesgos, incluso intentando poner algo de humor en la charla, comenzaba por transmitir una serie de datos absolutamente ciertos, pero de los cuales raramente se habla. Comenzaba por preguntarles:¿Uds. saben cuál es el riesgo que tiene cualquier pareja de tener un hijo con alguna malformación? Y me refiero a parejas en general, parejas comunes. Es del 3% aproximadamente. ¿Y saben cual es el riesgo de que un hijo no llegue vivo al año de edad? En nuestro país es de alrededor del 1%. ¿Y cuál será el riesgo de que un hijo sufra un accidente antes de los 15 años incluyendo traumatismos, intoxicaciones, quemaduras, etc.? Pues es del 20% ¿Y el riesgo de que se haga consumidor de drogas? No tengo la respuesta, pero es alto y va en aumento. ¿Y de que sea desgraciado en su pareja cuando en el futuro forme su propia familia? No lo sé, pero me atrevo a arriesgar que el riesgo es cercano al 50%. ¿Y el riesgo de que algún día se muera? Eso sí lo sabemos: es del 100%
Por lo tanto, yo que ustedes me olvidaba del tema “riesgos”. La vida es riesgosa. Lo único que no corre riesgos es lo que está muerto. No se puede vivir pensando en los riesgos, porque lo menos que puede pasar es que criemos a un hijo temeroso, que en lugar de disfrutar la vida, la sufra. Ustedes cuiden a su hijo normalmente, consulten a su médico normalmente, déjenlo vivir normalmente. Lo único que se puede prever con seguridad es que muchas veces va a ocurrir lo imprevisible. En la vida de ustedes, de su hijo y en la de cualquiera. Muchos creemos que estamos en manos de Dios. Los no creyentes le llamarán destino, casualidad o lo que sea, pero no se crean que existe quien pueda controlar el futuro y las circunstancias cambiantes de la vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario