Si arrastré por este mundo
la vergüenza de haber sido
y el dolor de ya no ser”
Apenas me descuido, caés en el tango. No repasés más tu vida, por favor, no vale la pena. Si lo que hiciste estuvo bien hecho, si tuvo algún valor, si alguien lo recuerda, si dejaste de hacer cosas importantes, si te arrepentís de algo vivido o de algo que no te animaste a vivir, si tus secretos te avergüenzan o la nostalgia te atormenta… ¡Por favor! Tirá el espejo hermano y abrí bien los ojos que la cosa está pasando ahora. No lamentes que no fuiste ni héroe ni mártir. Nunca mires para atrás; mirá que hay mucho campo por arar. ¿Qué tu vida fue gris? Puede ser. En todo caso, como tantas otras. Seguramente más interesante que muchas. Ganaste varios partidos… y hasta algún campeonato. ¡Claro que perdiste! ¡Y cómo! Pero así es este juego, hermano. Haceme el favor que es por tu bien. No repasés más tu vida. Largá el tango.
“No hay caminos, sino estelas en la mar…” Si dejé alguna huella, Alguien la notará. Si hice algún bien, Alguien lo recordará. No pude hacer otra cosa que caminar por el sendero que veía bajo mis pies. No fui héroe ni villano, ni conquistador, ni tirano, ni sometido, ni revolucionario. Ni yo ni nadie sabemos qué, cómo ni cuánto soy o fui. Si hay Alguien, Él lo sabrá.
“Ve, come tu pan y bebe tu vino con alegría,
que Dios está contento con tus buenas obras”
Eclesiastés, 9:7
viernes, 11 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario