miércoles, 9 de abril de 2008

CONFESION

No sé si leyeron el primer cuento que publiqué en este espacio. Se llama “Ordenado” y cuenta algunas cosas de un individuo claramente neurótico. Para hacerla corta. La confesión que tengo que hacerles es esta: ése soy yo. Tal vez un poco disimulada, pero fundamentalmente esa es mi vida. ¿Por qué les hago ahora esta confesión? Por el tema de las lombrices. Para entender este extraño motivo les recomiendo leer. “¿Hay lombrices?” y “¡Había lombrices!”
Como el tema seguía bullendo en mi cabeza, conseguí que un buen amigo me enseñara a agregarle al blog un contador de visitas, gracias al cual pude reemplazar el grosero y empírico —aunque poético— método que usaba hasta entonces para evaluar las veces que alguien se detenía a mirar el blog, por uno más frío y prosaico —aunque exacto—. Y así reapareció mi veta obsesiva. Resulta que advertí enseguida que el famoso “contador de visitas” me contaba a mí también como una “visita” y como yo me conectaba un promedio de tres veces por día para saber si alguno me había “visitado”, el número de “visitantes” aumentaba de forma claramente tramposa. Pero (para que vean que mi veta obsesiva es si se quiere bastante honesta) me fabriqué un registro (en papel, a la vieja usanza) con tres columnas. La primera se titula "Fecha": Por si hace falta aclararlo, aquí pongo la fecha. La segunda "Nematodos totales": y aquí consigno el número que indica el registro. Y la tercera: "Nematodos reales": donde pongo el número de los visitantes ajenos a mi persona, número que obtengo con una sencilla operación matemática. ¿No es ingenioso?. Así que ahora puedo dormir más tranquilo. Sólo espero que alguno de ustedes, llevado por una cierta compasión por el suscripto, no cometa la trampita de meterse en el blog quince veces por día para dejarme contento. A ustedes no les gustaría que les lleven la corriente como a un loco ¿No?

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