lunes, 26 de enero de 2015
DOS VISIONES DEL PAIS
…porque en esa reunión va a estar “Todo Adrogué…”
Esta frase puede escucharse en alguna ocasión en conversaciones entre amigos de esta parte del mapa. Para ellos —y hablan de buena fe— “Todo Adrogué” refiere a “mucha gente del ambiente que nos nuclea”, podría ser, por ejemplo, el Adrogué Tenis Club.
Ninguno de estos amigos le atribuye un sentido literal a la expresión, sin embargo, en sus subconscientes campea la convicción nunca cuestionada, de que el simple laburante de una Sociedad de Fomento o de un club de jubilados de cinco cuadras “más allá”, y que probablemente no tenga la menor idea de dónde queda el Club de Tenis, merezca ser considerado “de Adrogué”. “Nuestro grupito (piensan) representa el Adrogué arquetípico, el verdadero Adrogué”.
Esta concepción algo provinciana no hace demasiado mal a nadie, entre otras cosas porque circula exclusivamente en ese ambiente algo cerradito, tipo “bolilla negra” de los interesados, en ese “Todo Adrogué”.
Sorprendentemente, aunque en una escala mucho más amplia, persiste, y ya con implicancias socio-políticas, el mismo esquema mental. Entonces, “Todo Adrogué” es reemplazado por “La Gente”.
Y recién aquí voy a entrar a desarrollar la idea que me motivó a escribir esto. En nuestro país conviven dos visiones de la sociedad. Sucede desde siempre en nuestra historia. Como en los tiempos de Rivadavia, los socios del Jóquey Club, que desde el confort de los cómodos sillones de sus elegantes salones decidían quien iba a ser el próximo Presidente, entendían con total honestidad que ellos eran “Todo el país”. Esa visión, que era compartida por la casi totalidad de la “clase ilustrada”, sufrió un duro cuestionamiento a mediados del siglo XX, cuando el Dr. Mariano Grondona, según su pública confesión y muchos otros, descubrieron circulando bajo sus balcones, voceando extrañas consignas y dirigiéndose hacia la Plaza de Mayo, una masa de gente “distinta” que despertó su curiosidad y su miedo. Era un tipo de gente de la que no tenían noticia alguna, que hasta ese momento —para ellos— no existía. Sucia, mal vestida e incómoda por invadir terreno ajeno, prepotente y mal educada, las personas que formaban esas columnas se fueron transformando en multitud y aquel 17 de octubre de 1945, quedó claro que “todo el país” no era todo el país. Había otro. Para peor, como se demostró al año siguiente, mayoritario. Los “dueños” del país se sintieron robados, despojados de los suyo por un “Aluvión Zoológico” maloliente, incivilizado, descamisado. A partir de aquella verdadera Revolución, se fue difundiendo otra manera de entender la Argentina. Ese aluvión zoológico siempre había estado, sólo que ocultado, difamado, ignorado, era “la Barbarie” de Sarmiento, la chusma, el gaucho, el indio. Así fue como se comenzó a prestar atención a otros intelectuales, y se fue entendiendo que siempre hubo en el país dos bandos. El de los dueños de la tierra y del puerto, los rivadavianos, la juventud dorada que desde Montevideo se aliaba a Inglaterra y Francia para voltear a Rosas, los mitristas, más adelante en la historia los antipersonalistas, los conservadores, los fascistas de Uriburu, los que bombardearon a la Plaza de Mayo, los de la “Revolución Libertadora” y sus comandos civiles, los que aplaudieron a la “Revolución Argentina” y al “Proceso de Reorganización Nacional”. Este bando fue el que siempre manejó la Sociedad Rural, la prensa hegemónica y el Poder Judicial, reducto aristocrático en un país que quiere ser democrático. Fue este bando, el de los “bienpensantes”, también el que mató más gente. Además de las víctimas de aquellos bombardeos, “revoluciones” y “procesos”, tiene en su haber el genocidio de Roca y la matanza de miles de obreros de la patagonia en las huelgas de 1921. Este bando, que salvo breves intervalos siempre tuvo la manija del país, quiere imponer ahora desde sus diarios, radios y señales de TV un esquema mental en el que existe un enfrentamiento entre “El Poder” (para ellos el Gobierno) y “La Gente”. Mienten descaradamente porque saben muy bien que el verdadero poder lo tienen las corporaciones, el Poder Judicial, el financiero y ellos mismos.
El otro bando, que quiere un país más igualitario, que reconoce nuevos derechos, que lucha contra la marginación y el desempleo, que estimula el compromiso político de los jóvenes, que defiende la dignidad del país ante los poderes financieros internacionales, es el continuador de la obra de Belgrano, Güemes y tantos otros como nada menos que San Martín, quien en carta a Rosas escribió: “lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”. Y aquí convendría recordar la delectación de muchos medios masivos de difusión ante el intento de confiscación de la Fragata Libertad por parte de los fondos buitres.
Pues bien. Este otro bando es el que conduce con inteligencia, energía y decisión nuestra Presidenta. Y sí. Hay un enfrentamiento —quiera Dios que siempre se mantenga en el terreno de las ideas— sólo que no es entre “El Poder” y “La Gente”, sino entre esas dos concepciones de Patria. La Patria para una minoría ilustrada y la Patria para todos.
sábado, 24 de enero de 2015
CARTA DE CRISTINA RESPECTO DEL CASO NISMAN
AMIA. Otra vez: tragedia, confusión, mentira e interrogantes.
Hoy más que nunca, no se debe permitir que una vez más se intente hacer con el juicio de encubrimiento lo que ya se hizo con la causa principal.
La muerte de una persona, siempre causa dolor y pérdida entre sus seres queridos, y consternación en el resto. El suicidio provoca, además, en todos los casos, primero: estupor, y después: interrogantes. ¿Qué fue lo que llevo a una persona a tomar la terrible decisión de quitarse la vida?.
En el caso del ¿suicidio? Del Fiscal a cargo de la causa AMIA, Alberto Nisman, no sólo hay estupor e interrogantes, sino que además una historia demasiado larga, demasiado pesada, demasiado dura, y por sobre todas las cosas, muy sórdida. La tragedia del atentado terrorista más grande que se produjo en la Argentina.
En lo personal me retrotrae a épocas pasadas y también duras: el 18 de julio de 1994 era Diputada Provincial en Santa Cruz y Convencional Nacional Constituyente en Santa Fe por mi provincia. Florencia, mi hija, recién había cumplido 4 años y Máximo estaba finalizando la secundaria. Viajaba todas las semanas a Santa Fe, y aquel lunes 18, el horror modificó todas nuestras rutinas.
Tampoco puedo olvidar que dos días después del atentado, me entero en Santa Fe que el 20 de julio, y con motivo del atentado, se había creado la Secretaría de Seguridad y nombrado al frente de la misma al Brigadier Andrés Antonietti.
Confieso que al enterarme de esa designación, un frío me corrió por la espalda. Aún recordaba nítidamente a esa persona. En 1980, durante el mes de noviembre en Río Gallegos, colocaron en nuestro estudio jurídico un artefacto explosivo de relojería y, además, rompieron todos los caños de gas de los calefactores dejando fluir el mismo y convirtiendo a nuestro estudio en una gigantesca bomba, que de haber detonado hubiera causado un verdadero desastre. Sólo un milagro permitió que eso no sucediera.
El Sr. Antonietti, en esos momentos, creo que era vice comodoro y segundo jefe de la Fuerza Aérea que gobernaba la Provincia de Santa Cruz. Habíamos mantenido un breve intercambio telefónico que terminó cuando le corté el teléfono. En ese momento nuestro estudio llevaba juicios contra contratistas de obra pública de dicha fuerza y concesionarios de servicios de la Agrupación Aérea. Me veo todavía, después de tanto tiempo, prestando declaración ante el Oficial Instructor de la Policía y recolectando firmas de repudio para una solicitada por el atentado.
Y recuerdo también, una memorable entrevista con el entonces Jefe de Policía, un Tte. Coronel de apellido Claro, ya que era el Ejercito el que manejaba la seguridad y la inteligencia. Con él mantuve una conversación tensa, por mis declaraciones, que involucraban a un Oficial de otra fuerza y nuestra decisión de publicar una solicitada. Si, aunque parezca mentira, no se aceptaba ni siquiera la publicación de solicitadas denunciando atentados.
Lejos estaba de pensar en esa oportunidad (año 1980), que la explosión en la AMIA me devolvería al Brigadier Antonietti, 14 años después, con el cargo de Secretario de Seguridad de los Argentinos. Y más aún lejos estaba de imaginar que en 1996 iba a formar parte, como Senadora Nacional y luego como Diputada, de la Comisión Bicameral de Seguimiento de los atentados de la Embajada y AMIA.
Mi participación, que se extendió hasta la finalización de la Comisión en el 2001, estuvo signada siempre por honrar la memoria, encontrar la verdad y que se haga justicia. Los primeros tiempos nos fuimos interiorizando de los hechos, de las circunstancias, de la tragedia. El testimonio de los familiares, de testigos, etc… Luego comenzaron a desfilar por la Comisión todo tipo de personajes, hipótesis, teorías, al mismo tiempo que cada vez más crecían las contradicciones, las falencias, los ¨errores¨. Más tarde, y en plena campaña política presidencial: el plantar pruebas, la desaparición de otras. En fin, la confusión, la tergiversación, el ocultamiento o la ¨aparición¨ de ¨pruebas¨, como método permanente.
Cada vez más en lugar de aclarar, todo se oscurecía. Se complicaba y crecía la sensación, al menos en mí, de estar en un teatro de operaciones de la política nacional e internacional, en el que a pocos le importaban las víctimas y mucho menos la verdad. Tal cual lo declaré más tarde como testigo en el Juicio Oral.
La tensión crecía y las discusiones también, y mi percepción de estar frente a la ¨fabricación de un Juicio¨ fue creciendo hasta transformarse en convicción. Ocurre entonces un hecho determinante como fue la memorable reunión donde declaró el Dr. Claudio Lifschitz, quien fuera Secretario del Juez Juan José Galeano y diera cuenta de las graves irregularidades cometidas por el Juez y varios de sus funcionarios.
En esa declaración, que duró horas, fue como si de repente todas las piezas de un rompe cabezas que no podía armar se unieran para llegar a una sola conclusión: estábamos ante el fraude material y procesal más importante del que se tenga memoria. Tan importante fue esa declaración, que a raíz de la misma se inicia una segunda causa por encubrimiento contra los funcionarios que se desempeñaban en la época del atentado.
Podría contar numerosos hechos y discusiones, pero todo se condensa en el 3er informe de la comisión, que firmé en soledad y con disidencia total, afirmando: que ya no tenía dudas. Que nada de lo hecho y actuado por el Juez Galeano pasaría por la prueba del Juicio Oral y Público. Ya se sabe, los papeles aguantan cualquier cosa. Las pruebas son otra cosa.
Desgraciadamente no me equivoqué. En el año 2004 el Tribunal Oral Federal nro. 3 demolió, literalmente, el expediente de Galeano y todo volvió a fojas cero, en la causa principal.
Sin embargo, en el año 2000, se inicia formalmente la causa de encubrimiento a raíz de las declaraciones públicas del Dr. Lifschitz. La causa estuvo paralizada durante años y el Juez a cargo Claudio Bonadío fue apartado de la misma, recayendo la misma en el juzgado del Dr. Lijo. Hoy, después de casi ¡15 años! de iniciada la causa de encubrimiento y 12 excusaciones de magistrados, se presume que ¨posiblemente¨ (el encomillado no es casual) se inicie el juicio oral y público en el mes de Junio de éste año.
Los imputados son:
1) Juan José Galeano (ex juez): por los delitos de peculado – malversación de caudales públicos, coacción, falsedad ideológica de documento público, privación abusiva de la libertad, encubrimiento, violación de medios de prueba y prevaricato.
2) Hugo Alfredo Anzorreguy (ex Secretario de Inteligencia): por los delitos de peculado, encubrimiento, abuso de autoridad y falsedad ideológica de documento público.
3) Eamon Gabriel Müllen y José Carlos Barbaccia (ex fiscales): por los delitos de privación abusiva de la libertad agravada, peculado y coacción.
4) Carlos Alberto Telleldín (reducidor de autos), Víctor Stinfale (abogado), Ana María Boragni (pareja de Telleldín), Rubén Ezra Beraja (ex Presidente de la DAIA), Patricio Finnen (ex agente de la SIDE): Por el delito de peculado.
5) Carlos Saúl Menem: por los delitos de encubrimiento, falsedad ideológica, violación de medios de prueba y abuso de autoridad.
6) José Alberto ¨el fino¨ Palacios (ex PFA): por los delitos de encubrimiento, abuso de autoridad y violación de medios de prueba.
7) Juan Carlos Anchézar (ex Subsecretario de Inteligencia): por los delitos de encubrimiento, abuso de autoridad y falsedad ideológica.
8) Carlos Antonio Castañeda (ex PFA): por los delitos de encubrimiento, abuso de autoridad, violación de medios de prueba y falsedad ideológica.
Resta indagar a un grupo de Secretarios de Galeano y al Dr. Carlos Corach quien fuera sobreseído por el Juez Lijo, pero revocada dicha sentencia por la Cámara de alzada.
Curiosa y sugestivamente, cuando está a punto de iniciarse el juicio oral y público por encubrimiento, largamente demandado por la sociedad en general y los familiares en especial, surge el intento de convertir al Gobierno que más ha hecho por el esclarecimiento del atentado, no sólo en apertura de archivos, relevo del impedimento para declarar por parte de agentes de inteligencia, asignación de recursos humanos y económicos como nunca antes había contado la investigación. Reclamos, presentaciones y actuaciones en el orden internacional y ante la ONU sin precedentes, que ningún otro Presidente había hecho. Repito, curiosa y sugestivamente se intenta convertir, 21 años más tarde, en encubridores por tratar de que se le pueda tomar declaración a los imputados iraníes mediante un Tratado Internacional aprobado por Ley del Congreso.
Me parece que es demasiado. No se puede violar la ley con la aprobación del Congreso. No se puede violar la ley cuando lo que se quiere es que declaren los imputados, sobre todo porque es la única manera de que la causa salga del estancamiento y retroceso de casi 21 años. O acaso no se recuerda cuando en cumplimiento de las alertas rojas logradas durante nuestro Gobierno contra los iraníes acusados fue detenido por Interpol en Londres, el ex Embajador iraní ante Argentina Heidi Soleimanpour, y la justicia inglesa lo liberó por falta de pruebas debiendo pagar la Argentina USD 25.000 de indemnización.
Podría mencionar las recientes declaraciones del ex Director General de la Interpol que intervino en toda la etapa de las alertas rojas u órdenes de detención o del Departamento Legal que opinó sobre el Memorándum, diciendo que era conveniente para el esclarecimiento del atentado.
Pero creo que los más importante es advertir que se intenta hacer con el Juicio de encubrimiento lo que se hizo con el juicio principal 21 años atrás: desviar, mentir, tapar, confundir. Si en aquel juicio ¨desaparecían¨ los cassettes que probarían que la SIDE estaba al tanto de que se estaba preparando un atentado, ahora ¨aparecen¨ cassettes de personajes públicamente simpatizantes de Irán a los que ni siquiera es necesario intervenir un teléfono para saber lo que hacen o lo que piensan. Basta con encender la radio y escucharlos, o mirar televisión y leer los diarios.
Y aquí es donde comienzan los interrogantes:
¿Quién fue el que ordenó volver al país al Fiscal Nisman el día 12 de Enero, dejando inclusive a su pequeña hija sola en el aeropuerto de Barajas, interrumpiendo vacaciones familiares y licencia en el trabajo que habían comenzado el 1ro de Enero y debían finalizar más allá del 20?
¿Quién puede creer que alguien que tenía tan grave denuncia institucional contra la Presidenta, su Canciller, que profesa la Fe Judía y es Judío, o contra el Secretario General de una organización juvenil que cuando ocurrió el atentado estaba en 5to año del secundario, se fue de vacaciones y de repente las interrumpe y en plena feria judicial, sin avisarle al Juez de la causa presenta una denuncia de 350 fojas que evidentemente debía tener preparadas con anterioridad?
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lunes, 19 de enero de 2015
PEDIDO DE DISCULPAS
Tengo descuidado este Blog desde hace ¡Un año! En parte se debió a que estuve ocupado en otras cosas, en parte a que me complicaron la entrada con cambios obligados de passwords que me rompieron la paciencia. Pero, desentrañados estas dificultades, retomo la actividad, aunque no sé bien que poner. Desde ya anuncio a quien le interese que este año, hacia mayo más o menos, presentaré una novelita que se llama "Los Puentes", que todavía está en imprenta. Cuando tenga la fecha y el lugar de la presentación, avisaré por todos los medios a mi alcance (que no son demasiados).
lunes, 23 de diciembre de 2013
DIJO BERGOGLIO
CUANDO ERA ARZOBISPO DE BUENOS AIRES
“A éstos que buscan prosélitos, los clericales, los que clericalizan el mensaje, Jesús les señala el corazón, les dice "del corazón de ustedes salen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino…". Flor de piropo, ¿eh? Así les pasa la mano de bleque. Los denuncia.
Clericalizar la Iglesia es hipocresía farisaica. La Iglesia del "vengan adentro que les vamos a dar las pautas acá adentro y lo que no entra no está" es fariseísmo.”
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jueves, 12 de diciembre de 2013
UTOPÍAS
Las utopías no son; pronósticos ni proyecciones de datos ni resultados de encuestas ni siquiera presagios; más bien son destellos de la imaginación, aspiraciones casi inverosímiles que sin embargo llevan en sí mismas el germen de lo posible. Una generación sin utopías será siempre una generación atascada (aunque tenga la obsesión de la velocidad) e inmovil ( aunque se agite sin cesar).
MARIO BENEDETTI
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sábado, 7 de diciembre de 2013
BEETHOVEN Y HINDENBURG
Por Osvaldo Bayer
Desde Bonn, Alemania
Alemania se prepara para el “gran aniversario”: en el 2020 se cumplen 250 años del nacimiento de Ludwig van Beethoven, el maravilloso músico que dejó una herencia invalorable con sus sinfonías y todas sus creaciones musicales geniales. Sí, siete años antes del aniversario. Se está preparando un programa al cual se va a invitar a todo el mundo, con la participación de los más notables músicos de la actualidad. En esta ciudad, Bonn, lugar de su nacimiento, se va a crear un edificio llamado “Festival Beethoven”, destinado exclusivamente a la música del célebre autor. Se pedirá a la Unesco que la obra de este gran compositor pase a ser “Herencia cultural mundial”.
Los dos partidos mayoritarios alemanes, los demócratas cristianos y los socialdemócratas, han declarado “la tarea más importante” a los actos por Beethoven. “Todos los seres humanos serán hermanos”, texto de la Oda a la alegría de Beethoven servirá de lema para que todo el mundo recuerde al músico con actos y conciertos. La Oda a la alegría tendría que ser el himno internacional de los pueblos. Se va a hacer una exposición de los cinco mil cuadros que existen sobre su figura, treinta de los cuales fueron pintados mientras él vivía. Beethoven es el símbolo que supera a todos en Alemania en los nombres de calles, de escuelas, de plazas y otros establecimientos. Y su figura ha sido impresa en estampillas de correo de cincuenta países.
Además, todos los años se realizan en Bonn homenajes al músico, junto al gran monumento con su figura que se levanta en la plaza Münster y que fue inaugurado en 1845. Esta estatua se hizo por iniciativa de los músicos Franz Liszt y Robert Schumann. Por supuesto, también en Bonn existe la plaza Beethoven, uno de los lugares más bellos de la ciudad, un parque con un tupido bosquecillo por el cual paseaba el músico en su tiempo. Y hay un bar “Ludwig”, donde se reúne siempre gente de todos los sectores del Arte.
El comercio, claro, no iba a desaprovechar la popularidad de este gran músico. Y han utilizado ese nombre para popularizar sus productos. Así, existe un chocolate “Beethoven”, un brandy con 42 por ciento de alcohol, un té que lleva también ese nombre y una marca de caramelos. Como siempre, con tal de ganar, el comercio falta el respeto aún a los más representativos de la cultura. Cuando elevé mi protesta se me contestó: “Es el sistema”.
El sistema trató de mantener sus figuras políticas como grandes personajes de la historia. Y justo en estos días ha comenzado la discusión sobre la figura del mariscal Von Hindenburg. ¿Quién fue Hindenburg? La representación por antonomasia del militarismo alemán. Con su nombre existen calles en muchas ciudades. Y en Berlín hay una avenida y una plaza con su nombre. Hindenburg, en la Primera Guerra Mundial de 1914/18, venció a los rusos en la batalla de Tannenberg, con un ejército con menos soldados que su enemigo. Por eso pasó a ser en su país un héroe nacional. Y por eso este mariscal fue elegido por el pueblo como presidente de la Nación. Y fue quien, como presidente, nombró el 30 de enero de 1933 nada menos a Adolf Hitler como canciller, es decir, como jefe de gobierno.
Una figura por demás discutible, ya que en 1918, cuando Alemania perdía la guerra, Hindenburg estuvo en contra de que se iniciaran las conversaciones para la paz. Y cuando finalizó la guerra, él calificó de “traidores”a los alemanes que firmaron el Tratado de Paz de Versalles. En vez de paz, él quería continuar la guerra.
Una figura así siempre fue aplaudida por los conservadores y hoy ha llegado la hora para los alemanes de debatir si su figura fue positiva para la vida y no para la muerte. Además, la ciudad de Bonn quiere discutir si se le quita al señor mariscal el título de “Ciudadano Ilustre de Bonn” y se ha iniciado un debate a fondo sobre su figura. Por supuesto, los conservadores, demócratas cristianos, sostienen que es innecesario discutir si se le quita o no el título honorífico, ya que Hindenburg ha muerto. Ese es el único argumento. A veces suman otro, más superficial aún. Señalan que cambiar el nombre a esa arteria les traerá problemas a los vecinos que viven allí porque tendrán entonces que cambiar sus documentos personales con el cambio de nombre de la calle. Con ese argumento, ¿dónde queda la Etica?
Es el mismo argumento que esgrimen los que, en la Argentina, defienden a Roca, el que mató a miles de personas de los pueblos originarios y reestableció la esclavitud repartiendo a los prisioneros entre las “familias de bien” para ser utilizados por ellas como esclavos.
Sea como fuere se van dando pasos adelante en la historia de los pueblos y es positivo que se discutan estos temas. Es como si se dijera: un ser como Beethoven que nos trajo el arte y nos entregó música sublime para todas las horas, a él, “sí”, para siempre. Y un “no” a un hombre de la guerra que trajo la muerte y abrió la puerta a ese fantasma llamado Hitler, amo del racismo y el autoritarismo, culpable de la masacre más espantosa de la historia del ser humano.
Beethoven y Hindenburg. ¡Qué diferencia! Hay que aprender de la Historia.
Claro, se me dirá, hay temas más importantes como, por ejemplo, discutir ya mismo el porqué de la crisis europea y del mundo entero y los fracasos del sistema económico al que está sometido actualmente el ser humano.
Por supuesto, ésos deben ser los temas fundamentales. Pero esas crisis se deben a que el ser humano no ha aprendido de la historia y por eso es necesario revisarla y terminar con los monumentos a los que nos llevaron a este mundo de muertes, miserias y desigualdades.
Y sirva como ejemplo el paso atrás que dio la población de Suiza, al votar en contra de la iniciativa de no permitir sueldos de más de doce veces que lo que gana un empleado medio. Teniendo en cuenta que hay miembros de directorios de empresas que ganan sueldos que superan los 12 millones de euros anuales. El pueblo suizo rechazó este principio bien democrático y dejó en libertad a las empresas de seguir enseñando que la más abrupta desigualdad es una cualidad democrática.
No, democracia significa no sólo Libertad sino también Igualdad. Y lo repito una vez más: ¿Por qué los argentinos cantamos en nuestro Himno nacional Libertad
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martes, 19 de noviembre de 2013
UN AUTÉNTICO FANTASMA
¿Habría algo más prodigioso que un auténtico fantasma? El inglés Johnson anheló, toda su vida, ver uno; pero no lo consiguió, aunque bajó a las bóvedas de las iglesias y golpeó féretros. ¡Pobre Johnson! ¿Nunca miró las marejadas de vida humana que amaba tanto? ¿No se miró siquiera a sí mismo? Johnson era un fantasma, un fantasma auténtico, un millón de fantasmas lo codeaba e...n las calles de Londres. Borremos la ilusión del Tiempo, compendiemos los sesenta años en tres minutos, ¿Qué otra cosa era Johnson, qué otra casa somos nosotros? ¿Acaso no somos espíritus que han tomado un cuerpo, una apariencia, y que luego se disuelven en aire y en invisibilidad?
Thomas Carlyle (1796-1881)
“Sartor Resartus” (1834)
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